domingo, 21 de julio de 2013

cómo llegué al pole dance (o cómo puede llegar cualquiera)

Siempre me ha llamado la atención el circo. En la ciudad de donde vengo, el circo no es una posibilidad. Lo más parecido que había eran clases de gimnasia rítmica, que hice durante tres años de pequeña.

A la primera que recuerdo ver bailando en una barra es a Chiqui Martí. Ella se desnudaba, sí, hacía striptease, pero también era la primera vez que lo vi (y en España se vio) como algo artístico. Hacía acrobacias, y se parecía más al circo que a lo que yo esperaba de una stripper. La verdad es que me fascinó, pero el pole dance me parecía algo inaccesible y casi impensable. 

En 2008 me dio la fiebre. No sé cómo empezó, pero sé que descubrí a un montón de bailarinas en youtube, no sé muy bien cómo. Descubrí a Tara Karina, la chica agorafóbica que se puso una barra en el garaje y un año después hacía maravillas. Busqué clases en Madrid. Sólo encontré un par de sitios y los precios eran prohibitivos. Me planteé alternativas como alquilar una habitación en otro piso sólo para ponerme una barra. Pero al final desistí. Se me pasó el ímpetu, pasó el tiempo, se me olvidó. El año pasado, en un curso de literatura creativa (ni más ni menos) conocí por a una chica que comentó que lo practicaba. La acribillé a preguntas y salí medio convencida de intentarlo. A los pocos días vi una oferta por internet, y saqué un bono para cuatro clases que salía muy bien de precio. Empecé el mes de marzo. Y desde entonces estoy enganchada.


La verdad es que sin la conversación con mi amiga creo que no hubiera pensado seriamente en empezar. 
¿Qué le pregunté? ¿Qué me dijo?

Le pregunté si yo, sin ningún entrenamiento previo, con veintinueve años, con la flexibilidad atrofiada desde hace una década, sin fuerza para hacer siquiera una flexión con los brazos, podría hacer algo.

Me dijo: Sin duda. El entrenamiento es el propio pole. Un par de horas a la semana pueden hacer maravillas. Y cuanto más hagas, más, por supuesto. Me dijo que cualquiera que tuviera constancia, aunque parta de cero, llega a adquirir la fuerza necesaria para hacer acrobacias. Que hasta que eso ocurre, claro, se pasa mal. Cuesta. Me advirtió que la barra duele, que la barra quema, y que te cambia. Me dijo que cuando empiezas, ya no vuelves a ser la misma. Y todo lo que me dijo era verdad.



2 comentarios:

  1. La alegría que me ha dado encontrarte. Leer tu forma de escribir es como si lo estuviera relatando yo misma...directa, sencilla y sincera... ole. Hoy es mi primera clase de pole, por eso escribo en tu primer post...deseame suerte!!! :)

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  2. Muchas gracias!! La alegría es mía al leer tu comentario!! :) Muchiiiiiiiiiisima suerte en tu primera clase!! Espero que la disfrutes mucho y que podamos contar con una poleadicta mas!! :) Espero que me cuentes cómo te fue!! Ánimo, fuerza y muuucho pole!!

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