sábado, 31 de agosto de 2013

tercer mes - el antes y el después (la capulla que quería ser mariposa)

bien, mi sensación durante el tercer mes practicando pole dance, se puede resumir en una sola imagen:
sí, el pole te cambia. 


Esta foto es del 1 de mayo, exactamente de mi novena clase. Apenas comenzaba mi tercer mes de clases.
Lo llamo La Murciégala Feliz y no tiene ningún misterio para alguien que también practique pole, 
pero ah, sabrá qué bonito es lograrlo.

En esas fechas pasé bastantes ratos así, para adquirir conciencia espacial cuando estoy invertida porque, queridos telespectadores, cuando una está cabeza abajo no sabe de qué pierna ni de qué brazo le hablan. Es acojonante. No te das cuenta de lo torpe que eres cabeza abajo hasta que te pones. Entonces, encontré muy útil lo de quedarme suspendida y pensando: a ver, voy a doblar la pierna izquierda, voy a doblar la pierna derecha, ahora hacia delante, ahora hacia detrás. Es necesario. Porque hay que ganarse la noción espacial. Es muy divertido y siempre nos echamos unas risas de buen rollo cuando una u otra está cabeza abajo intentando coordinar y mover la extremidad que le dice la profe hacia donde le dice la profe. A veces no se consigue, te quedas ahí bloqueada porque no entiendes la relación entre la profesora gritando '¡LA PIERNA DERECHA!' y tu cuerpo. No obedece. Y nada, te bajas y lo intentas de nuevo, hasta que lo hagas. Pero tiene gracia. Hay que aprenderlo todo, de nuevo. Es bonito.

También aquí se empieza a ver que hay gente que tiene más resistencia natural a estar cabeza abajo que otra. Como un instinto de verticalidad cabeza arriba. Yo no lo tengo mucho. Me gusta estar cabeza abajo, (en unas figuras se está más cómoda que en otras, claro, pero) eso nunca me costó. El cuerpo no me lo repudia instintivamente. Es una suerte.



aquello de que empiezas a buscar barras por todas partes. así fue. 


Estas dos fotos son de mediados de mayo. Resulta que en Madrid casi todas las barras tienen la base cuadrada o rectangular. Faltan barras en el mundo, sabes. En ese sentido, el mundo está muy mal diseñado. Así que cuando veo una que sirve, me cuesta mucho cortarme. En esta pasé un buen rato, a pesar de que los vaqueros largos limitan bastante.




...sí, mayo fue un subidón. cuadraditos en la tripa, oigan.


 

Y esta es una mariposa de finales de mayo. Bastante más bonita que las primeras.



Y a finales de mayo también, conseguí extender la mariposa, cuyo esquema sería este de arriba. Lo que es jodido y no me apaño es para volver a la barra una vez que la he extendido. Me voy, delicadamente eso sí, hacia el suelo. Ja. Pero creo que lo podré lograr.


También en mayo conseguí hacer con soltura la figura del Escorpio (aka Gemini). Y esto fue otro logro importante: el principal punto de apoyo es sólo una corva. Antes de ser capaz de hacerla, me parecía una de las figuras más bonitas del mundo mundial. Algo de circo. Algo que veía imposible hacer. Fue otro imposible convertido en realidad gracias a la barra. El esquema es: invertir, enganchar la corva de la pierna fuerte, y dejarse caer hacia atrás para que la axila contraria haga pinza con la barra. Pero la axila no soporta mucho peso, el meollo es la pierna, y la cadera, y tener la seguridad suficiente como para dejarse caer hacia atrás. Es curioso como a cada una le dan más miedo unos u otros ejercicios. El Escorpio nunca me dio miedo, sin embargo sigo estando insegura y me da más sensación de posible caída el Laybak, que se supone que es un clásico básico.
mi escorpio en mayo. veréis como en un par de meses es más bonito.


Así acabó mayo: con el visto bueno de la profe para considerarnos, al minigrupo de las que llevábamos tres meses, como alumnas de nivel intermedio. Intermedio, nenas. Dejamos de ser principiantes.

Un buen día, llegamos a clase, nos pusimos a calentar, a practicar secuencias de giros y a hablar de figuras, y había chicas nuevas flipando y preguntándonos cuánto tiempo llevábamos. Exactamente como estábamos nosotras el primer día.


segundo mes: mariposas, cupidos y aterrizajes poco forzosos

El segundo mes, en mi caso abril, aprendí mucho. 
El resumen sería este:

En mi quinta clase, conseguí hacer la mariposa con cierta autonomía. Esta es la primera foto que tengo de una mariposa: 


Así que, claro, aunque no sea ni mucho menos perfecta, tengo mucho cariño a esta foto y a la figura de la mariposa, el primer invertido que conseguí hacer, uno de los primeros que suelen enseñar. Como dije por ahí, es el primer invertido para muchas de nosotras. Y lo atesoramos. Digamos que este es el primer hito, la primera cosa que se consigue hacer que se parece a circo. Esto estaba por encima de mis expectativas. Un mes y medio atrás, justo antes de empezar las clases, no me planteaba que podría hacer esto. Y me sentí genial. Como que si puedes hacer eso, entonces puedes hacer más. En la barra y en todo. 

El segundo mes fue un chute, ciertamente. Los giros van saliendo mejor, y hay otras cosas que noté:

-Vas aprendiendo a caer. Sí, a caer. Porque, y esto no te lo planteas antes, al principio despegas los pies del suelo, vuelas una o dos vueltas, y caes con dolorosa torpeza. Haciendo ruido. Dejándote las plantas de los pies. (Ah sí, consejo: cuidado con caer de golpe cuando estás aprendiendo a invertir. Intenta suavizar el aterrizaje.) Pero poco a poco, empiezas a caer mejor cuando acabas un giro, y tus pies adquieren fuerza y tú tienes cada vez más agilidad para volver a levantarte. Estos son algunos de los detalles que diferencian a una principiante de una que lleva más tiempo. La elegancia al caer, o al menos la dignidad de no quedarte enganchada de mala manera, hecha un nudo, se va ganando. Las que la tienen ya ni son conscientes de que la tienen. Es otra batalla.

-Derivado de lo anterior: adquieres fuerza en los pies. Yo me di cuenta de esto en el metro. Con el vaivén del metro, que me hacía tambalear menos. De pronto los pies respondían mejor, era consciente de mis pies, de cómo se activaban con el movimiento del vagón. Fue curioso. 

-Alguna amiga se apunta contigo y hacéis comando. Esto es muy bonito: El pole es un deporte individual de equipo. Es increíble el clima que se genera en una clase donde compartes sudor, sangre, moratones y pérdidas inmediatas de dignidad al quedarte anudada en la barra, o al gritar como una nena al entrar en pánico, cabeza abajo y sin saber cómo coño bajar. Y cuando empiezas a hacer invertidos pero aún no te atreves a hacerlos sola, lo normal es ayudarse unas a otras y hacer de red y colchoneta y apoyo de las demás. Hay aplausos cuando una consigue una figura, abrazos y euforia, y también hay apoyo y ánimos cuando se comparte la frustración, porque siempre hay y habrá algo que no te sale, y siempre hay y habrá alguna clase cruzada en un día malo. Lo que todavía no hemos tenido, ninguna de las que empezamos más o menos a la vez y que hemos hecho clan, es una crisis de fe o ganas de dejarlo. Siempre, siempre, tenemos ganas de seguir. 

-Al final del segundo mes, esto es, cuando lleves unas ocho o diez clases, seguramente puedes esperar tener los giros básicos dominados, es decir: con mayor amplitud y mejor caída. Estarás puliendo defectillos, ganarás fuerza en manos y pies, y comenzarás a notar cosas en abdominales, piernas y en general el cuerpo y el alma. 

-También te mareas menos, y aguantas más rato girando antes de que las manos duelan o se desollen. 

-Deberías estar invirtiendo con cierta autonomía, y tener seguridad para soltar las manos, ponerlas en el suelo y bajar despacio desde la posición del pino. Y seguramente puedas hacer unas cuantas figuras diferentes en la vertical.

-El Cupido seguramente será una de ellas. Doloroso como él solito al principio, doloroso en la corva hasta un punto casi insoportable, un día llegas y ya no te duele tanto. Es así. Esta figura tiene muchas variantes, y se puede llegar a ella de muchas maneras, al igual que enlazarla con muchas otras después. Es muy versátil y aunque casi todas odiábamos hacerla al principio, ya os digo, más que nada por el puto dolor insufrible, no es complicada y hay que insistir en ella, para que deje de doler. 

En realidad, poco después descubres lo que puede llegar a doler sostenerse con la axila o con la tripa y ya no te parece tan horrible lo del Cupido

-Igual que el mes anterior y que el que viene, aprendes figuras que de momento no te salen pero que te saldrán. El Escopio fue una de las mías en abril. Por cierto, en abril cambié de horario y en consecuencia de profesora. Desde abril hasta julio mi profesora ha sido Marina Díaz, que es una bailarina espectacular y una maestra brillante. Es esta foto me está enseñando a hacer el Escorpio y a pasar de ahí a Géminis, con un cambio de corva. Bueno, lo de los nombres de las figuras en realidad es un sindiós, y entre Escorpio y Géminis hay mucha confusión. En general con todas, no hay nombres homologados y es un jaleo. Para mí esto es un Escorpio-Gemini-Escorpio, y para la que ha hecho este magnífico vídeo (¡gracias!) es justamente al revés.

Adoro esa acrobacia. Aún no la domino, y me pasa lo mismo con otras acrobacias que tengo a medias: me da mucho respeto practicarla sola y sin cochonetas, y hacerla media docena de veces en clase no es tenerla dominada. O tienes barra en casa, o tienes tiempo y dinero para asistir a muuuchas clases, o hay acrobacias que se quedan a medias varios meses, porque en las clases se avanza y se aprenden cosas nuevas, y no hay tiempo material para afianzar tooodo lo que has aprendido hasta ese momento. No sé si me explico. Creo que sí. Total: que adoro el cambio de corva que lleva de Escorpio a Gémini y esta fue la primera vez que lo hice, G.A.P (Gracias a la Ayuda de la Profe).



Y así acabó el segundo mes, abril. Con muchas ganas de ver qué me deparaba mayo en mi ya querida barra.

-Ah, se me olvidaba un efecto colateral que surge en torno al segundo mes: El síndrome de abstinencia te hace buscar barras por todas partes. No ya en el metro que es más evidente, si no por la calle: señales de tráfico, postes, puntales de obra, parques infantiles. Todo adquiere una nueva perspectiva. 


primer mes - giros, mareos, moratones y ganas de más

Es un hecho. Se me va de las manos, y yo no soy de esa gentuza que empieza un blog, escribe cuatro cosas y lo deja ahí plantado. Nononono (gesto de negra chunga). Pero es que agosto en Madrid ablanda el cerebro a cualquiera, supongo. Ahora que se ha relajado el puto calor infernal voy a retomarlo. Está bien, el calor no es excusa. Así que voy a hacer aquí un propósito por escrito: en menos de seis días voy a resumir estos seis meses de mi relación con el pole dance (pole sport, o pole fitness, o pole art, que de todas estas maneras lo he escuchado ya) .

Veamos. Llevo seis meses practicando pole dance y la semana pasada conseguí hacer entre otras figuras, esta, que no sé cómo se llama pero que yo la he bautizado 'el garabato':

el mundo se ve mejor desde aquí

Bueno. Si acaso has llegado aquí porque estás planteándote empezar o porque estás empezando, observa atentamente: en menos tiempo del que crees harás esto y mucho más.

Si has llegado aquí porque lo practicas hace tiempo, sabes de lo que hablo. Choca tu mano callosa con la mía, amiga.

Hace exactamente seis meses, estaba a punto de asistir a mi primera clase y si me hubieran enseñado esta foto con su fecha, hubiera flipado.

Así que esto que sigue es mi resumen del camino. Creo que no es muy diferente del de otras amigas que vienen a hacer barra conmigo.

DESCUBRIMIENTOS DEL PRIMER MES: LA BARRA DUELE.

Sí, esto es así. La barra duele, sobre todo al principio. Luego va doliendo menos, y además una se acostumbra y hace callo. Las primeras clases son dolorosas. Parece que a todo el mundo se le dé mejor que a ti y tú estás ahí sudando como una cerda y te sientes como un saco de piedras. No pasa nada. Si sigues, empezarás a disfrutar. La barra es adictiva. Si te engancha, volverás. Si no, pues nada. Lo dejarás, encontrarás algo que te guste más y listo.

Esto es así. Veo chicas que empiezan y no vuelven. Algunas dicen: es demasiado duro. No lo sé, supongo que el umbral del dolor es diferente para cada persona. Pero doler, duele a todas. A las nuevas más, pero a las que llevamos más tiempo también. Y a las profesoras también. Y a Felix Cane también. Es un hecho objetivo. Cuando sólo has visto vídeos, no te haces a la idea de lo que duele la barra. Parece todo fácil y ligero. Y luego llega el primer día, y es muy duro. Y el segundo. Y el tercero. Y a partir de ahí, creo, o asumes y aceptas el dolor que conlleva y sigues, o lo dejas. 

En cuatro clases (es decir, un mes, si vas una clase a la semana como era mi caso) creo que más o menos cualquiera puede tener dominados los giros básicos en suelo. Probablemente no hagas secuencias largas (y esto se debe también a que la barra marea MUCHO al principio. Y si la barra fija marea, dejemos para otro día el Escandaloso Caso de la Barra Giratoria) ni sepas bien cómo enlazar los pasos, pero podrás hacer caminatas, bomberos, carruseles, y muchas cosas más. También estarás adquiriendo maña para escalar, que es algo que al principio cuesta mucho a no ser que seas deportista y estés en forma. Mi consejo es: escálate la barra unas cuantas veces cada clase, las que puedas. Seis, ocho, diez. Bueno, con lo de escalar es que salí un poquito obsesiva: parecerá una tontería, con las cosas que se ven hacer en los vídeos por ahí, pero a mí siempre me ha flipado ver cómo escalan la barra, así como sin esfuerzo. Y me he currado mucho lo de escalar. Ya ves, me gusta. Cositas que tiene una. 

Durante mi primer mes, que fue marzo de este año, fui a clase los sábados de 11:30 a 13:00, y luego iba un día entre semana, por libre, a practicar un par de horas. Y en ese tiempo empezó a pasarme que:

-Adquirí fuerza en los brazos. Supongo que los tenía tan débiles cuando empecé, que eso es lo primero que noté. Y lo noté el primer mes, sí. El pole actúa Muy rápido. Es fulminante.

-Empecé a mirar con otros ojos las barras de los vagones de metro, y, disimuladamente, a agarrarlas fuerte.

a todas nos pasa: vamos en el metro pensando en hacer esto


-Acabé el mes escalando más o menos con soltura...escalada básica, recta, sin subir girando ni nada, pero conseguí escalar y que no pareciera que estaba haciendo un gran esfuerzo.  



-En la tercera clase, hice una mariposa con muuuucha ayuda de la profe y sin que me atreviera a practicarla hasta la siguiente clase, por aquello de que da como miedito caer de boca o de nuca y que no esté la profe para salvarte la vida. 

-Así que fue un logro, ya a final de mes, conseguir hacer el invertido básico yo sola. Hasta que inviertes la primera vez...pues eso, según tu forma física, tu agilidad y tu arrojo, te puede llevar una clase o seis. Creo que en la tercera lo logré. Pero de lograr enganchar el pie arriba por primera vez, a poder decir que sabes invertir, hay un trecho. Y bueno, eso se va trabajando. 

ea, esta es la definición gráfica de 'invertido básico':
y de ahí, al infinito :) 
la que está cabezabajo soy yo
y la que sale al fondo es una gran amiga que se apuntó un par de semanas después que yo,
y la que me hizo la foto, lo mismo. porque cuando una empieza a hacer pole
y le encanta y lo cuenta  a sus amigas, alguna se pica y empieza y va y le gusta,
y acabáis haciendo un comando de yonkis de las barras. es genial.


Así que unas expectativas razonables para alguien que empieza, tras cuatro o seis clases de hora y media, serían:

-Poder hacer giros básicos y algunas secuencias de giros.

-Poder escalar y hacer alguna figura básica en vertical, como quedarte sentada en la barra y soltar las manos, o hacer una horizontal con el cuerpo (al principio sin soltar una mano).

ejemplo de figura vertical que se puede hacer con cuatro clasecitas de ná. 
igualita, igualita, pues a ver si me entiendes, es posible que no te vaya a quedar,
pero hacerla, la vas a hacer. luego hay mucho tiempo para perfeccionar.


-Haber realizado algunas otras figuras más complejas Con Ayuda de la Profe, cosas que empiezas a practicar pero que afianzarás más adelante y pueden ser mil, por ejemplo la mariposa (que es un invertido muy entrañable para muchas de nosotras...porque es la primera figura invertida que aprendimos a hacer) o el layback (aka 'palanca' y otros mil nombres) que personalmente, me acojonaba y me sigue acojonando, pero la teoría es muy fácil y es uno de los primeros que te enseñan también. 

-Aumento de tono muscular.

-Tolerancia creciente a moratones y agujetas.

-Un inquietante síndrome de abstinencia.